Quiero vivir eternamente con mi pueblo. Esta es mi voluntad absoluta y permanente, y es, por lo tanto, mi última voluntad. Donde esté Perón y donde estén mis descamisados, allí estará siempre mi corazón para quererlos con todas las fuerzas de mi vida y con todo el fanatismo que me quema el alma. Si Dios lo llevase del mundo a Perón, yo me iría con él, porque no sería capaz de sobrevivir sin él, pero mi corazón se quedaría con mis descamisados, como con mis mujeres, con mis obreros, con mis ancianos, con mis niños para ayudarlos a vivir con el cariño de mi amor; para ayudarlos a luchar con el fuego de mi fanatismo, y para ayudarlos a sufrir un poco con mis propios dolores. Porque he sufrido mucho; pero mi dolor valía la felicidad de mi pueblo… y yo no quise negarme -yo no quiero negarme- yo acepto sufrir hasta el último día de mi vida si eso sirve para restañar alguna herida o enjugar una lágrima. Pero si Dios me llevase del mundo antes que a Perón, yo quiero quedarme c...