Buenos Aires, 10 de agosto de 1806. He recibido su oficio, y convengo en que la fortuna de las armas es variable. No tengo duda en que Usted tiene la superioridad respecto del número, y que la comparación de la disciplina es inútil: tampoco he consentido jamás haber entrado en este pueblo sin oposición, pues para ejecutarlo me ha sido preciso batir al enemigo dos veces; y al mismo tiempo que he deseado siempre el buen nombre de mi Patria, he tratado también de conservar la estimación y el buen concepto de las tropas que se hallan bajo mis órdenes. En esta inteligencia solamente le digo, que me defenderé hasta el caso que me indiquen la prudencia, por evitar las calamidades que puedan recaer sobre este pueblo, que nadie lo sentirá más que yo, de las cuales estarán bien libres si todos los habitantes proceden conforme a la buena fe. Besa las manos de Usted Guillermo Carr Beresford, Mayor general inglés. Tal vez te interesa: Intimación de Santiago de Linie...