¡11 de marzo! Afirmemos nuestras convicciones. El domingo la ciudad de Buenos Aires será teatro de la farsa electoral, farsa que tal vez se convierta en tragedia, haciendo correr la sangre de la recua de inconscientes que se prestan como escalón donde los ambiciosos pondrán sus pies para escalar las altas cumbres de la oligarquía, los altos puestos del gobierno. Desde hace varios días los partidos políticos se agitan en procura de adherentes; los clubes vénse rebosantes de esa población especial, que hace de su derecho de ciudadano un “modus vivendi”. Y el dinero, la cerveza y la caña, argumentación elocuente, agrupa alrededor de los candidatos un enjambre de individuos a la pesca de centavos unos, de empleos otros y, en fin, a la caza de favores y complacencias. ¡Quién imaginaría que de ese mercado vergonzoso de conciencias, de ese espectáculo repugnante donde las ambiciones puramente personales, mezquinas y egoístas sostienen una lucha encarnizada,...