Preámbulo
Los
trabajadores forman en todos los países una clase oprimida y explotada.
Sus intereses y aspiraciones están e irremediable pugna con los
intereses y aspiraciones de la clase opresora. Entablada la lucha, esa
no podrá cesar sino con el aniquilamiento del parasitismo social y el
triunfo de los productores.
Para tal resultado, la gran arma de los trabajadores es la
asociación, la organización férrea y disciplinada de sus fuerzas. Esta y
la constante educación societaria precipitará la hora del triunfo.
La organización de los trabajadores en sindicatos de
resistencia inició la marcha hacia la liberación del yugo capitalista.
Conquistando mejoras arranando concesiones al capitalismo en fábricas,
oficinas y campos, tuvo conciencia de su rol histórico, comprendiendo
que el trabajo organizado incuba una nueva era de civilización.
Las luchas puramente mejorativistas han culminado su
periodo. Hoy se plantea a los trabajadores el problema de la conquista
integral de sus derechos ya no aparecen frente al capitalismo como un
conjunto de descontentos, sino como los sucesores obligados para asumir
la responsabilidad de la dirección y control de la nueva situación
social, determinada por la inevitable y cercana caída del régimen
capitalístico.
Sociedad de trabajadores que ha de reemplazar el régimen de
tiranía, privilegio y explotación, que muere, es natural que la hora de
reconstrucción social quede librada a la dirección e inteligencia del
proletariado organizado.
Más que nunca, la asociación se presenta como una práctica
obligada de los que aspiran a la pronta transformación social. El modo
de acción único es la revolución social.
Principios y finalidades.
La Unión Regional Argentina del Trabajo, en virtud de la experiencia recogida en largos años de lucha emancipadora, declara:
Que el ciclo de la dominación capitalista, con sus secuela
de gubernamentalismo tiránico de desigualdad económica y de inicua
explotación, está condenado a cerrarse prontamente por ser atentatorio a
todos los derechos naturales del hombre y en razón del desenvolvimiento
progresivo e inteligente de la clase trabajadora organizada, apta ya
para regir sus propios destinos y capacitada para asumir las
responsabilidades en la dirección de las formas de producción,
distribución y consumo llamadas a reemplazar las impuestas por el
capitalismo; que las enseñanzas objetivas de la historia, y en
particular de las luchas sostenidas por el proletariado organizado,
contra su enemigo natural -el capitalismo burgués-, han demostrado
plenamente la inutilidad de la política colaboracionista, del recurso
parlamentario y de la táctica corporativista limitada a la simple
obtención de mejoras, para colocar al proletariado en la situación que
le corresponde, en su calidad de único productor de riqueza social y
para destruir el odiosos regime capitalista;
Que solo la acción directa, el incesante batallar e los
sindicatos, la educación revolucionaria del proletariado, ha dado frutos
positivos, librando a los trabajadores de tutelajes bochornosos y
logreros de toda especie.
Que el proletariado de cada región ofrece peculariedades
propias, producto de las influencias ideológicas que ha sedimentado su
educación societaria, determinando su orientación e influido
preponderantemente en la elección de sus medios de lucha; y que en la
región argentina las tendencias proletarias son manifiestamente adversas
al colaboracionismo, antipolíticas y fervientemente revolucionarias.
Por tanto, determina.
1º
Desconocer todo derecho de intervención y tutelaje a las fracciones
organizadas en partidos políticos, en las cuestiones fundamentales que
atañen en interesan al proletariado organizado que milita en las filas
de la Unión Regional Argentina del Trabajo.
2º Declinar toda invitación de paridos políticos para intervenir en campañas electorales o de protesta con fines políticos.
3º
Proclamar como principio invariable en el período de lucha contra el
capitalismo , la insuperables superioridad de las armas que ofrece la
acción directa, desde la huelga, el boicot y el sabotaje, hasta los
movimientos insurreccionales y la propia revolución social.
4º
Afirmar que la única vanguardia revolucionaria del proletariado
argentino la constituyen los aguerridos sindicatos que integran la U.R.A
del T. haciendo suya la tesis: “Todo el poder a los sindicatos”, para
el caso de una efectiva revolución, como la única que encuadra a la
tradición sindical revolucionaria del país
5º
No prestar apoyo incondicional al partido político extremista que
lograra copar la dirección de un movimiento revolucionario, por entender
que la U.R.A del T. –única genuina representación de los trabajadores –
corresponde toda la suma del poderes revolucionarios en su doble
aspecto político y económico.
6º
Trabajar incansablemente para que ningún sindicato que persiga fines de
mejoramiento económico y de reivindicaciones sociales permanezca
autónomo de la institución regional; adoptar medidas de carácter
compulsivo hacia los sindicatos que caprichosamente accionan contra la
unidad revolucionaria del proletariado.
7º
La finalidad de la U.R.A del T. es la conquista para todos los
hombres, hermanados en una sola clase de productores, del máximo de
bienestar y libertad compatibles con el grado de educación alcanzado en
los períodos diversos de la reconstrucción revolucionaria comunista.
8º
Se declara antiestatal, porque un estado fuerte proletario solo se
concibe ejerciendo un partido político la tutela de los intereses de la
clase trabajadora. La U.R.A del T aspira a crear la verdadera sociedad
del trabajo, mediante el esfuerzo, la inteligencia y la dirección de los
mismo trabajadores
9º
Aconseja y permite e su seno la exposición de todas las doctrinas de
transformación social, como un coeficiente poderoso para educara las
masas que militan en la organización.