El fascismo es una concepción histórica, según la cual el hombre no es lo que es sino en función del proceso espiritual a que contribuye, en el grupo de la familia y de la sociedad, en la nación y en la historia, a laque todas las naciones colaboran. De aquí el gran valor que asigna a la tradición en las memorias, en el lenguaje, en las costumbres, en las normas de la vida social (8). Fuera de la historia, el hombre no es nada. Por esto, el fascismo es contrario a todas las abstracciones individualistas, de base materialista, tipo siglo XVIII, y a todas las utopías e innovaciones jacobinas. El fascismo no cree que sea posible la «felicidad » sobre la tierra, tal como la soñó la literatura de los economistas del siglo XVIII, y rechaza, por lo tanto, todas las concepciones teológicas según las cuales, en un determinado período de la historia, habría de producirse una sistematización definitiva del género humano. Esto significa colocarse fuera de la historia y de la vida que es continuo fluir y devenir. El fascismo, políticamente, entiende ser una doctrina realista; prácticamente, aspira a resolver solamente los problemas que se plantean históricamente por sí mismos y que por sí mismo se encuentran o sugieren su propia solución (9). Para obrar entre los hombres, así como en la naturaleza, es necesario penetrar en el proceso de la realidad y posesionarse de las fuerzas actuantes.
Benito Mussolini, el Fascismo (Doctrina e instituciones) 1937