Desde que el señor
Infante Don Antonio (un tío de Fernando VII a quien
éste confió la presidencia de la Junta Suprema
de Gobierno) salió de Madrid (obligado por los franceses),
ha caducado el gobierno soberano de España. Ahora con
mayor razón debe considerarse que ha expirado, con
la disolución de la Junta Central, porque además
de haber sido acusada de infidencia por el pueblo de Sevilla,
no tenía facultades para establecer el Supremo Gobierno
de Regencia, ya porque los poderes de sus vocales eran personalísimos
para el gobierno y no podían delegarse, y ya por la
falta de concurrencia de los diputados de América en
la elección y establecimiento de aquel gobierno, que
es por lo tanto ilegítimo. Los derechos de la soberanía
han revertido al pueblo de Buenos Aires, que puede ejercerlos
libremente en la instalación de un nuevo gobierno,
principalmente no existiendo ya, como se supone no existir,
la España en la denominación del señor
don Fernando VII.