“Los
papas no tienen una pulgada de tierra, en su soberanía, que no haya
sido adquirida por turbulencias o por fraudes (...) Veneramos la silla
de Roma, le debemos indulgencias, la facultada de sacar las almas del
purgatorio, el permiso de casarnos con nuestras cuñadas y con nuestras
sobrinas, la una después de la otra, la canonización de San Ignacio y la
seguridad de ir al paraíso llevando el escapulario; pero todos estos
beneficios no son quizá una razón para retener la propiedad del otro”
Voltaire, La moral Religiosa, Siglo XVIII