EL EXCMO. SEÑOR
REPRESENTANTE de la Junta Provisional Gubernativa del Río de la Plata.
A los indios del vireynato del Perú.
La
proclama que con fecha 26 de octubre del año anterior os ha dirigido vuestro
actual virey, me pone en la necesidad de combatir sus principios, antes que
vuestra sencillez sea víctima del engaño, y venga á decidir el error la suerte
de vosotros y vuestros hijos. Yo me intereso en vuestra felicidad no solo por
carácter, sino también por sistema, por nacimiento y por reflexión; y faltaría
á mis principales obligaciones, si consintiese, que os oculten la verdad, ú os
disfracen la mentira. Hasta hoy ciertamente no habéis escuchado el eco de mi
compasión, ni ha llegado hasta vosotros la luz de la verdad, que tantas veces
deseaba anunciaros, quando la imágen de vuestra miseria y abatimiento
atormentaba mi corazón sensible; pero ya es tiempo, que os hable en el lenguaje
de la sinceridad, y os haga conocer lo que acaso no habéis llegado á sospechar.
Vuestro virey os dá á entender, que la
metrópoli aun dista mucho de su ruina, quando asegura sin temer la censura
pública, que el tirano de la Europa siente su debilidad á vista de la constancia española, y trata de alcanzar
con la seducción y el engaño, lo que no ha podido conseguir con la fuerza. ¿Y
os hallais tentados á creer esta falsedad? No me persuado: vosotros no podeis
ignorar, que la España gime mucho tiempo há baxo el yugo de un usurpador sagaz
y poderoso, que después de haber aniquilado sus fuerzas, agotado sus arbitrios,
y aislado sus recursos, se complace de verla postrada ante el trono de su
tiranía, oprimida de las fuertes cadenas, que arrastra con oprobio: no podeis
ignorar, que arrebatado por la perfidia del trono de sus mayores el Sr. D. Fernando
VII, suspira inútilmente por su libertad en un país extraño y conjurado contra
él, sin la menor esperanza de redencion: no podeis en fin ignorar, que los
mandatarios de ese antiguo gobierno metropolitano, que han quedado entre
vosotros, ven decidida su suerte, y desesperada su ambicion, si la América no
une su destino á el de la península, y si los pueblos no reciben ciegamente el
yugo, que quieran imponerles los partidarios de sí mismos. Por esto es, que
para manteneros en un engaño favorable á sus miras, os anuncian victorias, os
lisongean con esperanzas, y entretienen vuestra curiosidad con noticias
combinadas en los gabinetes de intriga. Mas yo os anuncio con la sinceridad que
me inspira el amor que os profeso, como nacido en el mismo suelo que vosotros,
que ya la España tributa vasallaje á la raza exterminadora del emperador de los
franceses, y que por consiguiente es tiempo, de que penséis en vosotros mismos,
desconfiando de las falsas y seductivas esperanzas, con que creen asegurar
vuestra servidumbre.
No es otro el espíritu del virey del
Perú, quando ofrece abriros el camino de la instrucción, de los honores, y
empleos, á que jamas os ha créido acreedores. ¿Pero de quando acá os podíais
preguntar, os considera dignos de tanta elevación? ¿No es verdad, que siempre
habéis sido mirados como esclavos, y tratados con el mayor ultrage, sin mas
derecho que la fuerza, ni mas crimen que habitar en vuestra propia patria?
¿Habeis gozado alguna vez esos empleos y honores, que os ofrecen, y lo que es
mas aquellos mismos bienes, que vuestro propio suelo os concede, y la
naturaleza os dispensa con absoluto dominio? ¿Y no es verdad, que este nuevo
ofrecimiento es un recurso apurado, del que intenta haceros mas infelices, de
lo que sois? La historia de vuestros mayores y vuestra propia experiencia
descubren el veneno y la hipocresía de ese reciente plan, que os anuncian con
aparato vuestros mismos tiranos: bien sabeis que su lenguaje jamas ha sido el
de la verdad, y que sus labios nunca van de acuerdo con su corazón. Hoy os
lisongean con promesas ventajosas, y mañana desolarán vuestros hogares,
consternarán vuestras familias, y aumentarán los eslabones de la cadena, que
arrastrais.
Observad sobre este particular el
manejo de vuestros xefes: decidme si alguna vez han cumplido las promesas, que
por una política artificiosa os hacen con tanta frecuencia, y nunca con efecto:
comparad esta conducta, con la que observa la Excma. Junta de donde emana mi
comisión, con la que yo mismo observo y todos los demás xefes, que dependen de
mi: nosotros jamas dilatamos cumplir, lo que una vez ofrecemos; y por lo
regular entre nuestras promesas y su cumplimiento es momentáneo el intervalo.
Estad persuadidos de esto, y creed firmemente, que lo que yo os aseguro, tendrá
un efectivo cumplimiento, y jamas os arrepentiréis de confiar en mis promesas.
Sabed que el gobierno de donde procedo, solo aspira á restituir á los pueblos
su libertad civil, y que vosotros baxo su protección viviréis libres, y
gozareis en paz juntamente con nosotros esos derechos originarios, que nos usurpo
la fuerza. En una palabra, la Junta de la capital os mira siempre como á
hermanos, y os considerará como á iguales: este es todo su plan, jamas
discrepara de él mi conducta, á pesar de quanto para seducirlos, publica la
maldad de vuestros xefes.
Ilustrados ya del partido que os
conviene, burlad la esperanza de los que intentan perpetuar el engaño en
vuestras comarcas, á fin de consumar el plan de sus evidencias y jamas dudéis,
que mi principal objeto es libertaros de su opresión, mejorar vuestra suerte,
adelantar vuestros recursos, desterrar
lejos de vosotros la miseria, y haceros felices en vuestra patria. Para
conseguir este fin, tengo el apoyo de todas las provincias del Rio de la Plata,
y sobre todo de un numeroso exército, superior en virtudes y valor á ese tropel
de soldados mercenarios y cobardes, con que intentan sofocar el clamor de
vuestros derechos los xefes y mandatarios del vireynato del Perú.
5 de 1811. Dr. Juan José
Castelli.
VER MÁS FUENTES DE HISTORIA ARGENTINA