Mi querido y estimado dueño de mi corazón:
Me alegraré que los pases bien y
que al recibo de ésta estés ya en tu gran casa con comodidad y que Dios te dé
acierto en tus empresas; tu hijo y toda tu familia quedan buenos pero yo con
muchas fluctuaciones, (…) la casa me parece sin gente, no tengo gusto para nada
de considerar que estés enfermo o triste sin tener a tu mujer y tu hijo que te
consuelen y participen de tus disgustos ¿O quizás ya habrás encontrado alguna
inglesa que ocupe mi lugar? No hagas eso Moreno, cuando te tiente alguna
inglesa acordate que tenés una mujer fiel a quien ofendes después de Dios.
El
inglés que vino con don Alejandro Díaz antes que te embarcaras vino anteayer y
me dijo que si quería escribirte, y sin embargo de haberte escrito hace ocho
días te vuelvo a escribir pues no me queda otro consuelo, y no te enojes de que
te caliente la cabeza con mis cartas; no dejes de escribirme en cuanto barco
salga y avisarme todo, ya basta de guardar secretos para tu mujer. (…)
Dios
te dé muchos años de vida y salud para el consuelo, ampara y bien de ésta tu
desconsolada esposa.
Buenos
Aires, 14 de Marzo de 1811
Mariano Moreno murió en el barco que lo llevaba a Londres, diez días
antes que su esposa, Guadalupe, le escribiera esta carta.
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