Documentos de las Cruzadas: Extracto de un tratado de Djihad compuesto hacia 1105 por al-Sulami en Damasco.
Una partida de infieles asaltó de
improviso la isla de la Sicilia, aprovechándose de las diferencias y
rivalidades que ahí reinaban; de esta manera los infieles se apoderaron también
de una ciudad tras otra en España. Cuando informaciones que se confirman una a
otra les llegaron sobre la situación perturbada de ese país (Siria), cuyos
soberanos se detestaban y se combatían, ellos resolvieron invadirla. Y
Jerusalen era la cumbre de sus deseos.
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Vuestras dudas están disipadas.
Debéis ahora estar seguros en cuanto a vuestra obligación personal de guerrear
por la fe. Esta tarea incumbe más especialmente a los soberanos, puesto que Alá
les ha confiado los destinos de sus súbditos y prescribe vigilar por sus
intereses y defender el territorio musulmán. Conviene absolutamente que el
soberano se emplee cada año en atacar los territorios de los infieles y en
expulsarlos de ellos, así como que comande a todos los jefes (musulmanes) para
exaltar de hoy en adelante palabra de la fe y humillar incrédulos, y, en fin,
para disuadir a los enemigos de la religión de Alá de querer emprender una
expedición semejante. Una sorpresa profunda sobrecoge a la vista de esos
soberanos que continúan llevando una vida tranquila y fácil cuando sobreviven a
tal catástrofe, a saber, la conquista del país por los infieles, la
expatriación forzada (de unos) y el camino de humillación (de otros) bajo el
yugo de los infieles, con todo lo que esto implica: carnicería, cautividad y
suplicios que continúan días y noches.
(En "Oriente y Occidente en tiempo de Cruzadas", Cahen, Claude.)
(En "Oriente y Occidente en tiempo de Cruzadas", Cahen, Claude.)
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